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La derecha política en la capital y el fiasco sanitario

Isabel Díaz Ayuso, entre el presidente del PP, Pablo Casado, y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, en la celebración del día de San Isidro.

Isabel Díaz Ayuso, entre el presidente del PP, Pablo Casado, y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, en la celebración del día de San Isidro. / DAVID CASTRO

Para gobernar a los madrileños hay que tener el punto de chulería necesario que exige bailar el chotis; que te lleven  sin moverte de la baldosa que pisas, mantener el empaque y la elegancia personales, por muy fingidos que sean, en cualquier circunstancia; y no renunciar a la capacidad de reírse de ellos mismos, pero sobre todo de reírse de los demás. Es lo que hace Ayuso y era la marca de estilo de la señora Esperanza, y de Alberto, el 'chico' los Ruiz-Gallardón de toda la vida, de Ignacio González y Francisco Granados, arribistas y serviles, mientras se beneficiaban.

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Los que han nacido y se han criado en la villa y corte a la sombra del oso y el madroño, curtidos en saraos y verbenas políticas del antiguo y del 'nuevo' régimen, saben mucho, más que nadie, sobre los madrileños. Nos llevan gobernando desde 1995. La política en Madrid es una carrera de codiciosos por saber cúal es el próximo servicio público que se privatizará, y ocupar una posición de ventaja para apropiárselo por un módico precio; primero fue la vivienda, luego la enseñanza, la seguridad, los servicios sociales, el ahorro el agua y, por supuesto, la sanidad de los madrileños.

De esos intereses comunes proceden todas las guerras internas, pero también el bloque electoral compacto que presenta desde hace tanto tiempo la derecha política en la capital. La cohesión social que proporcionaría un servicio público de calidad y de acceso universal es para ellos demasiado costosa, exige recaudar impuestos, se opone a la competitividad de las empresas y a la iniciativa individual de los ciudadanos, empobrece a los emprendedores. El fiasco sanitario contra la pandemía de la covid-19 se acalla con las caceloradas, y a seguir.

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