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"Pude explicarle con mis manos a un enfermo de covid-19 sordociego por qué estaba ingresado en el hospital"

Sanitarios en la UCI del hospital clínico de València.

Sanitarios en la UCI del hospital clínico de València. / MIGUEL LORENZO

Soy mediadora en sordoceguera y trabajo en una asociación que atiende a personas con esta discapacidad, APSOCECAT. Hace unas semanas nos llamaron: una persona sordociega que atendemos acababa de ingresar por coronavirus en el Parc Sanitari Sant Joan de Déu. La familia estaba muy preocupada porque nadie podía explicarle lo que pasaba. En el hospital no sabían cómo comunicarse con él. Se trata de un hombre mayor con sordoceguera total; no ve ni oye nada y la única forma que tiene para comunicarse es a través de sus manos. Las personas sordociegas necesitan comunicarse con el tacto por lengua de signos apoyada, ponen sus manos encima de las manos de quien está haciendo signos para entender el mensaje.

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Contactamos con el hospital y recibimos una magnífica respuesta. Me permitieron visitar a esta persona dos veces para poder explicarle a través de mis manos lo que estaba ocurriendo. Imagina que empiezas a sentirte mal, te tumban en una camilla y te llevan a otro lugar. Es el hospital, sí, pero no lo sabes por qué no puedes ver ni oír a las personas que te rodean, nadie te puede explicar lo que está sucediendo porque no saben cómo hacerlo. ¿Cómo te sentirías? Te aseguro que te sentirías solo, indefenso y asustado. Así es como se sintió él hasta que fui a visitarle. Entré en la habitación, le cogí las manos y le expliqué lo que pasaba y se tranquilizó al tener delante a una persona que conocía y con la que se podía comunicar.

Me gustaría agradecer la gran labor del personal del hospital. No solo me permitieron hacer mi trabajo, sino que sacaron tiempo para aprender y pude explicarles algunos signos para comunicarse con él. Fue maravilloso verles tan implicados.

La buena noticia es que esta persona ya tiene el alta médica. Juntos hemos hecho que su ingreso de casi un mes haya sido más llevadero. Yo he tenido que hacer aislamiento domiciliario, pero la satisfacción de poder estar cerca de él cuando más lo necesitaba ha valido la pena. Ha sido una experiencia increíble.

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