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Kosovo, un Estado de mentiras y traición

Kosovo se prepara para celebrar los 10 años de independencia, en una imagen tomada este viernes 16 de febrero.

Kosovo se prepara para celebrar los 10 años de independencia, en una imagen tomada este viernes 16 de febrero. / AFP / ARMEND NIMANI

El ejemplo de lo absurda que a veces puede ser la política de algunos países occidentales es el llamado estado de Kosovo, un territorio del sur de Serbia, que en los tiempos de la sangrienta dictadura de Enver Hodza acogió un gran número de inmigrantes albaneses.

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Los hijos de estos mismos inmigrantes se dieron cuenta de que, aparte de las casas y tierras obtenidas gratis como ayuda, podían conseguir aún más. Y lo hicieron, declararon su Estado albanés en la tierra serbia con un apoyo internacional inexplicable.

Pero para probar que los valores occidentales en algunos países -los que más juran en "democracia"- no son tan verdaderos, tenemos el hecho de que estos mismos países negaron el visado al primer ministro de ese nuevo país creado por ellos mismos. Es lógica la precaución: los que fueron capaces de traicionar a Serbia -la que les ofreció ayuda cuando la necesitaban-, podrían traicionar cualquiera, y es mejor mantenerlos a distancia. O sea, saben estos países que a Serbia le hicieron una injusticia imperdonable, pero les da igual, una mentira más sumada a tantas.

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