"La justicia es ciega, pero no puede cerrar los ojos a la realidad"

En España se dedicarán casi 50 mil millones de euros en gasto militar, la suma de todos los ministerios sociales: más de 14 veces lo que se destina a las políticas de vivienda. La juventud se independiza con 30 años por la carestía de la vivienda; los desahucios y sus consecuencias son escandalosas.

Gran parte de la humanidad no está siendo tratada con respeto, recibimos un buen puñado de antónimos que no dejan en paz la dignidad. Ahora sabemos que la ley de los secretos oficiales hace mucho que fue abolida, pero observamos alarmados, desolados, que quienes destruyen ilusiones no tienen la menor intención de repararlas, que no existe ningún lugar donde no se miente, que los nuestros nos han decepcionado, que hay quien se aprovecha de los conflictos del prójimo…

Por las teorías de roles, sabemos que nuestros comportamientos están condicionados a la posición que ocupamos en el trabajo, en la familia, en el ocio, y que cumplimos casi siempre con lo que nos mandan o lo que se espera. Habrá que echarle una mano a la vida, habrá que dar claridad a esta fábrica de emociones, habrá que seguir insistiendo que algunos poderes padecen pavor exagerado a la belleza, habrá que volver a repetir que hay muchos que se aprovechan de quienes padecen.

La justicia es ciega, pero no puede cerrar los ojos a la realidad, debe atender a la ciudadanía para extender la democracia. No es justa una Justicia que expulsa a familias de sus hogares. En unas jornadas donde se hablaba sobre la vivienda, nadie habló de solidaridad a pesar de que se trataba de plantar diálogos entre el ruido, de buscar cielos azules para dibujar rincones agradables.