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La irracionalidad del ser político

Juanma Moreno, del PP (izquierda), futuro presidente de la Junta de Andalucía y Juan Marín (Ciudadanos), próximo vicepresidente, este miércoles.

Juanma Moreno, del PP (izquierda), futuro presidente de la Junta de Andalucía y Juan Marín (Ciudadanos), próximo vicepresidente, este miércoles. / EFE / JOSÉ MANUEL VIDAL

Hablar a veces de la irracionalidad que tienen algunos hechos y decisiones que se toman en política y nuestros políticos resulta, a veces, gracioso y hasta circense. Aunque, muchas veces, resulta cruel y frustante para la democracia y para el bienestar, la igualdad y el respeto del pueblo como ser humano y su dignidad. Y es que muchas decisiones, por ser partidistas, egoistas y car gadas de irresponsabilidad y de "sumisión" a determinados agentes económicos, no tienen en cuenta las consecuencias finales. Esto demuestra, en cierta medida, que el ser político, muchas veces, esta perdiendo su racionalidad y  alejandose del pueblo como ser humano.

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De irracionalidad es observar la formación del gobierno andaluz, pues allí, unos y otros, han demostrado la diferencia que existe entre el ser político y el ser humano, esto es el pueblo. Entre los intereses particulares de los partidos políticos y los intereses reales y prioritarios que el pueblo desea:  poder decidir, ser libre, conseguir la igualdad y un empleo sin precariedad .

De irracionalidad es la respuesta externa a lo que estaba sucediendo en las reuniones para conseguir pactos insensatos por parte de algunos medios informativos y de sus "tertulianos", de algunos partidos conservadores y ultraconservadores y sus portavoces que lo que estan consiguiendo es provocar el enfrentamiento y sacar de contexto los  argumentos a favor y en contra, con el único objetivo de diluir los problemas de corrupción, la falta de libertad y dignidad del pueblo.

Dejen de jugar. Dejen de mentir. Dejen de hacer malabares y trilerismo. Respeten al ser humano, al pueblo y su dignidad, no lo traten de tonto. Con irracionalidad y provocaciones no se conseguirá lo que la democracia desea y el pueblo necesita. No sean irracionales y hagan de la política un respeto de humildad, responsabilidad y coherencia. Así es como se hace una democracia grande y que el pueblo crea y confie en la política y en el ser político.

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