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Ilusión contra inmovilismo: hay que cambiar la ley electoral

Antonio Navarro Rueda

Las elecciones generales celebradas en España han dejado un  horizonte de cambios nuevos objetivos que pretenden entrar por la  puerta grande en la agenda política de nuestro país. Somos muchos los  ciudadanos que, en las próximas semanas, invertiremos parte de nuestra  dialéctica en debatir y opinar sobre la proporcionalidad de la ley  electoral, qué modificaciones serían más justas y que impactos podrían  tener estas en la gobernabilidad de nuestros país.

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Todos somos conscientes de que España es un país de naturaleza  plural, donde diversas naciones y culturas se encuentran y conviven  bajo un objetivo de país difuso y en muchas ocasiones poco  esperanzador para el conjunto de los ciudadanos. Ante dicha realidad,  algunos españoles opinamos que una mayor proporcionalidad en el  sistema de traducción de votos a escaños sería aquello más justo y  beneficioso para una convivencia de la pluralidad con mayor calidad.

Para construir un nuevo Estado, necesitamos la participación de todas  las partes, y debemos fomentarla ofreciendo mayor equidad entre las  oportunidades de incidir y, por tanto, decidir. La nueva política debe  romper las barreras construidas por la transición democrática que ha  secuestrado, legislatura tras legislatura, la capacidad de incidir en  el sistema político de una gran parte de la ciudadanía que ve menguado  un derecho que la constitución les otorga.

Aun contando con un optimismo creciente tras unas elecciones  generales cargadas de emociónilusión participación, debemos ser  realistas y conscientes del inmovilismo que llevaran a cabo los dos  grandes partidos de este país ante una reforma de la ley electoral que  podría disminuir su poder en las instituciones. Caminante no hay  camino, se hace camino al andar.

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