IES Palau: un perjuicio a la libertad de cátedra

Cada año en las escuelas hay una movilidad en el profesorado por diversos motivos, el más habitual es poder trabajar en un lugar en que en el desplazamiento haya que dedicar el menor tiempo posible, también porque no se acaba de encajar en el grupo y se busque nuevas expectativas.

Lo que sucede en el Institut El Palau no es algo anecdótico, es un problema que perjudica la libertad de cátedra y a la formación de los alumnos. Puedo asegurar lo ocurrido inmediatamente después del 1 de octubre en una escuela cuando una niña se acercó a unas de sus profesoras favoritas y le preguntó a la salida de la escuela, ya en la calle, que por favor le explicara lo que había sucedido porque no lo entendía.

La profesora, siempre implicada para que los niños y niñas sean capaces de cuestionar lo que les preocupa y teniendo como elemento central que protesten respecto a lo que no consideran justo, ya que los niños y niñas tienen criterio que se ha de trabajar para neutralizar la violencia simbólica a la que están sometidos. La respuesta por parte de la profesora, con gran pena y consternación por haber defraudado a una niña que sí cuestionaba las distintas versiones que le llegaban, no fue otra que lo preguntase a sus padres.

Esta autocensura que le dejó un mal cuerpo es el miedo que impera en las aulas cuando una minoría de padres uniformados distorsiona algo sagrado como es poder acceder a una formación integral y respetuosa, con el objetivo central de estar empapado en la cultura de la paz y de los valores que genera. Por esto la profesora estuvo doblemente afectada, hacia la niña y por la falta de coraje por su parte que por desgracia sigue siendo un imperativo obligado. Por ello es conveniente pensar lo que Bourdieu dejó escrito: "La institución escolar contribuye a la autoexclusión de la vida política".