"Las historias anónimas pueden ser un estímulo que nos animen como sociedad"

Estamos rodeados de malas noticias. La guerra, la economía, las enfermedades de todo tipo, las anomalías climáticas, los escándalos políticos, las irregularidades en la vida pública... en definitiva, un cúmulo de noticias que no animan a tener ilusión en la vida diaria. Y al paso que vamos, tardarán en llegar estímulos procedentes de los temas comentados. Muchas de las soluciones ante esta pandemia de malas noticias pasan por el consumo de fármacos que solo dan alivio de forma temporal, y se corre el riesgo de crear adición. ¿Y si la solución estuviese en nosotros?

Necesitamos impulsos que mejoren nuestra calidad de vida. ¿Solo los grandes personajes pueden contar su vida? Tal vez la creación de premios literarios tanto a nivel nacional como autonómico podría crear ilusión y estímulos en esta sociedad cada vez más deprimida. Tal vez nos encontraríamos con historias reales que podrían ser fuente de series y películas. Tal vez hallaríamos personas anónimas que han demostrado fuerza y constancia en una vida llena de dificultades y obstáculos. Necesitamos conocer historias de la pandemia vivida para dejar testimonio a las próximas generaciones de cómo se vive un confinamiento: la nuestra ha sido una excepción en la historia.

La clase política no tiene imaginación en gestión emocional. Su discurso es un 'déjà vu' donde la culpa siempre es del partido oponente. Por ello, hay que empujar a los políticos a crear nuevas formas que animen y estimulen a los ciudadanos. Criticar es fácil, crear es más complicado.