"Tengo a mi hijo a dieta porque no quiero que sea gordo"

El otro día una compañera me explicaba una peculiar situación en la que se encontró y que me parece aterradora. Ella, como educadora, cuida a peques de entre cero y tres años, pues muchos no pueden quedarse en casa con sus familias por el motivo que sea (laboral, conciliación). A la hora del desayuno, como siempre, se le da a cada uno lo que lleva en su mochila. Al parecer, uno de los niños únicamente llevaba un yogur, y después de terminárselo se quedó con hambre ya que es muy poco alimento para un niño en crecimiento. Para compensar y que no se sintiera diferente a los demás, una de las trabajadoras le dio medio bocadillo suyo y el niño se lo acabó velozmente, parecía que hacía mucho tiempo que pasaba hambre.

El caso es que la situación socioeconómica de su familia no era desfavorable, y eso aun les pareció mas extraño a las cuidadoras. Cuando su madre fue a buscarlo a la hora de la salida, mi amiga le comentó lo que había pasado, sin faltar al respeto y guardando las formas. Le dijo que le parecía que su hijo no estaba bien alimentado y la respuesta fue: "Lo tengo a dieta porque no quiero que sea gordo".

Teniendo en cuenta esta escena, me gustaría que nos paráramos a pensar sobre cómo educamos y tratamos a nuestros peques, el futuro. Si tenemos los medios, por favor, hagámoslo de una forma sana. Si sabemos que nosotros como personas tenemos un trauma, no se lo transmitamos en la medida de lo posible. De lo contrario, estos niños tendrán problemas psíquicos, de salud mental e incluso puede que física. La alimentación no es algo con lo que jugar.