"Hay herramientas para combatir desastres ecológicos, lo que no hay es voluntad política"

New York City se ahoga, literalmente, con el espeso humo de los incendios canadienses. Han destruido una gran presa en Ucrania y se ha producido una catástrofe humana y ecológica de grandes proporciones. Los plásticos se acumulan por miles en tierra firme y en los océanos forman inmensas islas flotantes. Hasta en nuestros propios cuerpos se han encontrado microplásticos.

Doñana se seca por culpa de unos regadíos salvajes y descontrolados. El mar de Aral ha quedado convertido en una minúscula mancha húmeda por culpa de políticas agrarias equivocadas y desvío de grandes ríos. Prosigue el saqueo de la Amazonia, destruyendo selva, aniquilando tribus y contaminando ríos.

El deshielo de los polos se ha acelerado y será un hecho en pocos años. Subirán las aguas y muchos pueblos costeros desaparecerán. La narración de hechos lamentables sería interminable. Lo grotesco del tema es que ya existen las herramientas para combatir estas lacras. Lo que no existen son las voluntades políticas de aplicarlas.