"Hay gente tan convencida de su propia opinón que orgullosamente menosprecia a los demás"

Existe una dialéctica del choque, algo que se destila de manera decepcionante por parte de líderes demagógicos que cuentan con una atractiva política basada en lidiar la división, cuidando en crear chivos expiatorios, es decir, culpables, a partir del control de los medios de comunicación. Algo así como asistir a la representación del Tartufo de Molière, es decir, la de un impostor falso e hipócrita, a pesar de las aparencias. 

Hay gente tan convencida de su propia opinón que orgullosamente menosprecia a los demás. De ese orgullo nacen las persecuciones, pues no se soporta lo que no es del mismo parecer a pesar de tantos y tan diferentes pensamientos. Pirómano del odio, el culpable de tal delirio confuso es el fanatismo, la intolerancia hacia otras ideas, la arrogancia del adoctrinamiento intransigente que clama por una única forma de pensar, la suya, intimidando con el escarmiento. Cuando hay miedo al futuro se tiende a aferrarse al pasado y de ahí que las sectas sigan edificando sus religiones, como diría Sebastián Castellio. Un sarpullido de la realidad que se escapa al sentido, mientras se espera a que llegue el dolor en el momento más adecuado.

Cuestionar que alguien se proclame único por decir la verdad, cuando las verdades son discutibles (aunque algunas se digan en broma), es el primer valor de una sociedad. Entender que existen afirmaciones en favor de la convivencia es corregir errores dando voz a las demás. Por eso es tan importante favorecer que se escriba, que se hable y se escuche, para que no se haga difícil entender lo correcto, para que no puedan colonizar el entendimiento con sus distracciones masivas. 

Los acusadores del buenismo comienzan a soltar un olor sospechoso. Las carreras en solitario no están al alcance de todo el mundo, son caminos llenos de minas que pocas veces pueden sortearse sin ayuda, pues partimos con distintas condiciones. Pocas veces el propio esfuerzo es suficiente -por mucho que quieran maquillarlo- hay quienes tienen infinitas ventajas...

La pobreza no se derrite como el agua y los desiertos no han cambiado. Es muy preocupante que siga habiendo quien piense que si todo el mundo trabajara no habría necesidad.