"Hay escasa voluntad de gobernar para el bien común"

La mayoría de los parlamentos democráticos están divididos en dos bloques antagónicos pero fraccionados en diversos partidos. Partidos liderados, en muchos casos, por políticos emergentes animados por egos hipertrofiados con nula o escasa voluntad de gobernar para el bien común, que debiera ser su verdadera razón de ser.

Es habitual el bloqueo mutuo de las dos mitades y la descalificación permanente de unos y otros, inconscientes de que estamos en el mismo barco y de que es imprescindible que se trace una ruta con un horizonte definido para no continuar a la deriva.

Apenas estamos recuperándonos de la tormenta que significó la última crisis económica, que es sin duda el catalizador de los destrozos sociales: paro, pobreza, inseguridad, baja calidad sanitaria y educativa.

Las predicciones y los primero síntomas de una reactivación de los malos vientos nos aconsejan que nos pongamos de acuerdo en defender lo que se puede salvar, así como en reformar lo que no funciona para llegar a buen puerto. Sin olvidar que cada meta es un punto de partida.

Cuando logramos ponernos de acuerdo avanzamos. No es un camino recto, todo está sujeto a ciclos, pero nunca se repiten ni en la duración ni el alcance.

Mientras el retroceso del círculo en el espacio-tiempo sea inferior al punto de partida y el alcance del nuevo ciclo hacia adelante sea a un punto avanzado del anterior, podemos decir que vamos por el buen camino. La parálisis es la muerte del sistema.