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El hambre: el tercer jinete, el más negro

El pequeño Sahar Dofdaa poco antes de morir por desnutrición.

El pequeño Sahar Dofdaa poco antes de morir por desnutrición. / AFP / AMER ALMOHIBANY

Alejandro de Gregorio-Rocasolano

"Cuando un niño muere de hambre, es un niño asesinado", esta es la afirmación de Jean Ziegler, investigador y relator de la ONU.

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Así de claro lo dice él y muchos pediatras que saben que el problema del hambre es hacer llegar la comida a los lugares necesarios en vez, por ejemplo, de tirarla o no recogerla como se está haciendo en ocasiones en occidente.

También afirma que "la agricultura mundial podría alimentar normalmente con 2200 calorías diarias 12.000 millones de personas. Sólo somos 7.000 millones". Es decir, que no estamos hablando de un problema de cantidad, sino de acceso.

Considerar que dando comida a un niño desnutrido se está haciendo un acto de compasión o de regalo es un atentado a la dignidad de esa persona: el establecer una relación vertical con lo que se llama "tercer mundo" es, como dice el pediatra Iñaki Alegría, otro acto más de indignidad.

El compromiso y no la "cooperación" de occidente para evitar una exterminación de población a la que se ha extraído de su territorio toda la materia prima posible, se ha traficado con sus ancestros, se ha dejado abandonada y donde el sueño de cualquiera es huir hacia el norte es devolver en profesionales e inversiones lo robado.

Si occidente no entiende que parte de la plusvalía que genera la emigración debe volver a su lugar de origen, esta situación nunca podrá revertirse. Paralelamente se están engendrando unas generaciones más débiles, la desnutrición durante los primeros 5 años provoca daños irreversibles.

El sistema capitalista neoliberal comprende la alimentación como un elemento más de la economía, no como un derecho universal, dejando el problema del hambre a asociaciones humanitarias internacionales que, al margen de tener estructuras que mantener, muchas veces deben torear con las autoridades de los países para poder hacer llegar los alimentos.

Occidente, que pretende ser la madre de la tierra, debe de cambiar los sistemas, los valores, para afrontar los grandes retos como el cambio climático, la contaminación y las desigualdades entre los seres humanos.

La desnutrición ha aumentado alarmantemente los últimos años debido al cambio climático y las guerras, cada año mueren 6.500.000 de niños. Por este motivo, el tercer jinete de la apocalipsis es el hambre, y es el jinete más negro, la muerte más larga.

¿Quién es ese jinete actualmente?

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