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Gracias a Javier Pérez Andújar por recordar la añorada Editorial Bruguera

Javier Pérez Andújar junto a una lectora en Taifa Llibres.

Javier Pérez Andújar junto a una lectora en Taifa Llibres. / RICARD CUGAT

Siempre he vivido en El Coll, barrio donde se ubicó la añorada Editorial Bruguera y donde la mayoría de mis vecinos trabajaban, hoy ya todos son jubilados que se pasean por el barrio saludándose y charlando por las esquinas. Tú, Javier Pérez Andújar, siempre la tienes muy presente en tus artículos y nos recuerdas que un día existió y que allí se creaban los maravillosos tebeos que contenían historietas que nos hacían reír con peripecias de gente normal, tan normal que hasta el único superhéroe que había era terrenal. Su nombre, Superlópez. Lo dicho, normal. 

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De pequeña, junto con mis hermanos, no había semana que nos olvidáramos de ir a la papelería y comprarnos nuestro Mortadelo y Zipi ZapeTío Vivo o Esther y su Mundo, los cuales luego intercambiábamos. Cuando nos poníamos enfermos sabíamos que nos tocaba un premio de consolación: los Olé o las Joyas literarias funcionaban mejor que la Aspirina.

Ahora la editorial es un centro cívico para el barrio, lo cual creo que no es una mala salida para el edificio. Eso sí, cuando me asomo al balcón está esa imagen impresionante de Carpanta dando la bienvenida a un barrio obrero de toda la vida, como él nos plasmaba tan bien en sus historietas. Gracias por acordarte siempre de estos personajes y de los autores que los crearon, los cuales nos ayudaron a crecer y ser mejores personas y sentirnos de nuestro barrio. Para los que allí crecimos, el centro sigue siendo la Bruguera.

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