"Aquest cop, el Barça ha perdut però lluitant amb orgull i dignitat"
Josep Vila Olesa de Montserrat
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Diego Armando Maradona celebra un gol del Barça. / EP
José María Torras Coll
Adiós a un mito. La noticia sacude a una Argentina conmocionada que llora amargamente la pérdida de su ídolo nacional más querido, el Pelusa. Se decretan tres días de luto oficial, lo que da idea de la enorme dimensión del icono, del barrilete cósmico. Diego Armando Maradona nació en un hogar muy humilde rodeado de penurias en el que habitaba el hambre. Con el fútbol, con el sempiterno dorsal 10, alcanzó la gloria, llevando a la albiceleste a ser campeona del mundo en 1986.
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Fue inmensamente feliz en la cancha, jugando con el cuero pegado al borceguí, pero su desenvolvimiento vital fuera de los terrenos de juego resultó atormentado. Coqueteó y acabó siendo cautivo de adicciones tóxicas que determinaron su declive y la desaparición prematura, con tan solo 60 años de intensa existencia. Los mitos no son eternos.
Se va un 'crack' inolvidable y se agiganta una leyenda del fútbol, el de la "Mano de Dios". Gracias, Diego, por grabar con tu virtuosismo balompédico en nuestras ávidas retinas unas imágenes imperecederas e irrepetibles de magia y excelencia futbolística.
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23 de abril