Un gobierno del PSOE y Ciudadanos: ¿La última oportunidad?

Después de las elecciones generales del 2015, PSOE y Ciudadanos firmaron un pacto de gobierno. Ese pacto fue conocido como el pacto del abrazo, una gran oportunidad para realizar las reformas necesarias para la modernización del Estado y regeneración de las instituciones, así como para poner a una España plural y moderna en la agenda Europea. No tuvo apoyos más allá de esos dos partidos y no fraguó. A muchos no les interesaba. Los conservadores se aferraban al poder y a los nacionalistas se les acababa el chollo, el poder de negociación para arrancar siempre algo más del Estado y el argumentario de agravios tan necesario para su propia existencia.

Tres años después, muchas cosas han pasado en la política española, muchas malas, pero el pasado 28 de abril y por primera vez en muchos años existía una oportunidad real de formar un gobierno que no estuviera secuestrado por los nacionalismos. Esa oportunidad se había convertido en real. PSOE y Ciudadanos suman sin necesidad de apoyos de partidos externos. Ni populistas, ni nacionalistas serían necesarios para formar gobierno.

Los egos, los vetos absurdos, los trifachitos y los traidores han hecho mella en la relación de ambos partidos (o más bien la de sus líderes) y parece que ese pacto de la esperanza se ha hecho imposible. Por mucho que unos digan "Con Rivera, no" y los otros "Con el Sanchismo, no", estoy convencida de que sería el pacto mejor aceptado por la mayoría, y la que mayor estabilidad podría aportar a los españoles. Los reaccionarios y los revolucionarios solo nos llevarán a la confrontación y al desastre.

No se si tendremos más oportunidades. Y ni siquiera lo han intentado.