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Feminismo, 'gaysper' e independentismo en el Congreso: la peor pesadilla de Vox

Santiago Abascal, en el Congreso de los diputados durante la sesión constitutiva de las Cortes. 

Santiago Abascal, en el Congreso de los diputados durante la sesión constitutiva de las Cortes.  / BALLESTEROS (EFE)

El Congreso más paritario, diverso y renovado de la democracia. Así se ha definido la nueva Cámara de Diputados, formado por un 46,8 por ciento de mujeres (superándose por primera vez el porcentaje del 40 por ciento, a partir del cual se considera que existe paridad).

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Pero no todo podían ser buenas noticias en esta entrada de legislatura. Vox ha conseguido 24 escaños. "¡Toda una alegría!", exclamarán algunos pensando en el resultado que las encuestas vaticinaban, olvidando que nunca debe ser fruto de celebración la entrada de la ultraderecha a una cámara democrática. El partido de Abascal ha querido mostrar su presencia, armando ruido y golpeando sus escaños cada vez que los soberanistas juraban su cargo. Un acto más cercano al berreo de un niño, el cual se enfada cuando las cosas no salen como quiere, que de un diputado. 

Vox se ha despertado en el Congreso con sus peores pesadillas hechas realidad: los fantasmas le envuelven en la Cámara. Feminismogaysper e independentismo están allí donde sus diputados miren. Así que para imponerse, no pudiendo hacerlo políticamente porque la derecha no suma, solo les queda gritar. Quizás cuando consigan despertar del sueño se darán cuenta que ellos son la pesadilla.

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