La falacia del independentismo

El independentismo se cree que se puede sacar repúblicas de la chistera; que crear el sueño de la república desde la ilegalidad puede ser bien visto y aceptado por los todos los países.

El 6 de septiembre del 2017, el Parlament, con el apoyo de JxSí, la CUP y en ausencia de C's, PSC y PPC aprobaron la ley de referéndum. 

El 7 de Septiembre, el Tribunal Constitucional suspendió de forma cautelar la convocatoria de dicho referéndum. El Parlament, con los votos de JxSí y la CUP, aprobó la Ley de Transitoriedad para desligar la legislación catalana de la española.

El 8 de Septiembre, el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya admitió a trámite la querella presentada por la Fiscalía contra Puigdemont y el resto de su Ejecutivo. Se les investigaba por desobediencia, prevaricación y malversación, delitos que conllevan penas de prisión.

Tras otros hecho relevantes, el 20 de septiembre se detiene por orden judicial a catorce altos cargos del Govern y se registran los departamentos de Economía, Exteriores, Trabajo y Gobernación de la Generalitat. Entre los detenidos se encuentra Josep María Jové, número 2 de Oriol Junqueras. 

Posteriormente llegó el famoso 1-O, donde ocurrieron muchas cosas. Se abrieron colegios con ayuda de los Mossos, hubo enfrentamientos entre guardias civiles y mossos, faltas de cumplimiento de la ley por parte de los Mossos, gente golpeada por las fuerzas de seguridad del Estado al querer depositar su voto en las urnas, padres irresponsables que fueron con sus hijos menores de 10 años a realizar su voto...

No se puede decir que el Gobierno central lo hiciera bien, ya que se deberían haber agotado todas las vías de diálogo posibles, aunque el exconseller Santi Vila mantuvó negociaciones con la presidenta del congreso Ana Pastor para llegar a una solución en ese choque de trenes institucional, pero finalmente esos encuentros no llegaron a buen puerto. 

Solamente ellos saben porqué. Pero el problema ya viene de las instituciones dirigidas por Artur Mas y Mariano Rajoy, que siempre estuvieron enfrentadas. 

Aún así, creo que es evidente que, después de lo argumentado y corroborado por los medios de comunicación nacionales e internacionales, la Generalitat realizó y sigue realizando un golpe de Estado a la Constitución y al Estatut, y eso no se debe permitir. 

Podemos hablar, dialogar, discrepar, comentar, buscar puntos en común, canjear, solicitar, intercambiar...pero siempre desde un marco legal, cosa que el independentismo se podría decir dejó de hacer el 6 y 7 de septiembre del 2017.