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"Extirpar la memoria, la némesis malvada de los verdugos"

Arriba, fotograma de ’Las sinsombrero’. Abajo, ’Los Böhm, arquitectura de una familia’.

Arriba, fotograma de ’Las sinsombrero’. Abajo, ’Los Böhm, arquitectura de una familia’. / DOCSBARCELONA

Extirpar la historia sigue siendo la némesis malvada de los verdugos, algo que recorre la tierra como una cicatriz que deja sus marcas en muros, lienzos petrificados en la denuncia contra la injusticia. Una representación que es símbolo de la amargura y la dignidad, llave de las descalzas del planeta.

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El neurólogo portugués Egas Moniz, premio Nobel en 1949, creía que ciertos desórdenes mentales podían ser curados rompiendo zonas del cerebro. Estaba convencido de que ciertas enfermedades se localizaban en el lóbulo frontal, desempeñando su función en las “psiques obsesivas”.

Todo está guardado en la memoria, canta León Gieco. Sueño, espina. La huella que dejan viejos amores y promesas idas también deja marca con el engaño de bestias genocidas del infierno, en los desaparecidos del hambre y el maltrato, de la esclavitud, del poder secreto de las armas, del silencio y el fuego de la Iglesia. Un antídoto urgente para despertar pueblos dormidos, amarrados, aplastados, callados...

Se ha demostrado que retener información es mucho mejor después de una noche relajada. Dormir bien sube los significados y la calidad de vida. Hoy día la lobotomía es considerada una cirugía cruel capaz de transformar a las personas en zombis carentes de sentimientos. En nuestro país, con esa práctica, se intentó eliminar la rebeldía, la homosexualidad, la drogadicción. Entre electroshocks y mediciones de cráneos, López-Ibor y Vallejo-Nájera inventaron una enfermedad mental y emprendieron su famosa cruzada para el olvido, para la amputación del recuerdo; la desmemoria es desarraigo, vacío.

Cómo olvidar que quien podía pagárselo no iba a la guerra. Cómo olvidar genocidios, holocaustos, guerras, epidemias. Cómo olvidar que siempre lo pagan las poetas; que mataron a Federico por "rojo y homosexual", que Miguel Hernández su pudrió en la cárcel. Cómo olvidar a Las Sinsombrero, a las de los Versos con Faldas, a tanta escritora oculta tras la sombra de sus maridos.

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