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Excluir el castellano tiene consecuencias pedagógicas

Alumnos del proyecto de colaboración entre la escuela pública Lanaspa y el centro de educación especial Crespinell de Terrassa.

Alumnos del proyecto de colaboración entre la escuela pública Lanaspa y el centro de educación especial Crespinell de Terrassa. / JOSEP GARCIA

Cuando a los padres catalanes se les pregunta sobre la educación de sus hijos, más de un 80% quiere que se les eduque tanto en catalán como en castellano y no únicamente en catalán. El tópico gastado del "consenso social" sobre la inmersión es eso, un mantra que solo existe entre alguna clase política, pero no entre la gente de la calle.

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Además, excluir el español tiene graves consecuencias pedagógicas que se ocultan: los niños castellanohablantes en Catalunya, que no pueden aprender en la lengua que más dominan, tienen un elevado ratio de fracaso, un 50% superior a los niños castellanohablantes en la Comunidad de Madrid. Es necesario abrir un debate serio, sin apriorismos, con argumentos y cifras sobre la educación en Catalunya. La actitud del nacionalismo catalán estos días calificando a la inmersión poco menos que de sacrosanta y llamando “anticatalán” a cualquiera que discrepe, no es de recibo en una democracia.

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