El Estado del malestar

Siempre se había hablado del Estado del bienestar, algo que todos los ciudadanos habíamos vivido durante bantantes años. Ahora, y gracias a los políticos y los distintos gobiernos, con el tiempo, eso se ha destruido. Por ejemplo, antiguamente el trabajo (como la vivienda), era un derecho de cualquier persona que vivía en este país. Desde hace tiempo, ahora nos lo venden como un privilegio o como una suerte, a lo que se añade una carestía de impuestos y de la vida que hace que cualquier persona esté siempre calculando si va a llegar a final de mes o no y si podrá pagar todos los impuestos que durante el año le llegan.

Siempre con la espada de Damocles sobre nuestras cabezas, generando descontento, mal humor y sobre todo malestar, que vamos esparciendo por todos los ambientes en los que, día a día, nos movemos. Todo lo que hemos hecho durante la mayor parte de nuestra vida ya no nos sirve para tener un futuro más o menos cómodo, o como mínimo optimista. Cada día nos golpean incesantemente con las malas noticias en todos los medios de comunicación.

Y ya desde antes de la crisis hemos pasado del Estado de bienestar (aunque haya gente famosa que vaya por los pueblos y ciudades intentando inculcarnos buen rollo y optimismo, recordemos que la mayoría posee un estatus social que nosotros no tenemos), al estado del enfado y el malestar continuo. Y nos sentimos amargados, negativos y con los nervios siempre a flor de piel. Y lo que es peor, sin verle nunca final a este túnel oscuro y largo que para nosotros no acaba nunca.