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"Escuelas, residencias, hospitales... macrogranjas humanas que deshumanizan"

Rosa Luzia Lunardi (85) se abraza a la enfermera Adriana Silva da Costa Souza, en la residencia Viva Bem, en São Paulo, Brasil, el 5 de agosto de 2020.

Rosa Luzia Lunardi (85) se abraza a la enfermera Adriana Silva da Costa Souza, en la residencia Viva Bem, en São Paulo, Brasil, el 5 de agosto de 2020. / Mads Nissen

En el modelo ecológico de Bronfenbrenner, donde la persona es el centro del sistema, lo 'macro' es lo más alejado, pero no por eso menos importante, con la finalidad de dignificar a la persona, en un proceso de coherencia entre los diferentes sistemas relacionados. Pero cuando hablamos de economía, parece ser que lo 'macro' es aquello en lo cual se maximiza el beneficio, y por tanto el humano pasa a ser la víctima del sistema.

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Estamos viendo cómo se gestionan las residencias, los hospitales, las escuelas, y todo ello sin decir claramente que tenemos un problema estructural. Se llenan aulas de niños, se llenan residencias agrupando a personas mayores a las que se infantiliza por criterios económicos. Hospitales donde, por un neoliberalismo salvaje, se ha reducido el número de camas en estos últimos años. Es como crear 'macrogranjas humanas', donde la persona se tiene que adaptar a una estructura que deshumaniza. Gente mayor que no puede decidir cuándo sale, cuándo entra, a qué hora puede comer, a qué hora puede dormir, 14 días encerrados por covid, no pueden ver a sus familias. Aulas llenas de niños y niñas con normativas restrictivas que no permiten realizar muchas actividades en el exterior por seguros, miedos... llenas de aplicativos, estadísticas, 'burrocracia'. Hospitales llenos, con macroestructuras anulatorias llenas de protocolos , donde al final se es un número y no una persona. Y, en todos ellos, profesionales agotados, enfadados, machacados... a los que se les exige y que se enfrentan día a día con ciudadanos y ciudadanas agotados, enfadados y machacados.

En definitiva, señores gobernantes, leánse el modelo ecológico de Bronfenbrenner, apliquen coherencia humana y no económica a partir de una distribución de la riqueza y una inversión, que no gasto, en educación, sanidad, cultura, y sobre todo, en la humanización de los servicios. Déjense de ayudar a empresas privadas, fondos de inversión, mutuas, donde la economía está por encima de los derechos.

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