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Escucharnos para vivir mejor

Llevo unos días revisando notas de las sesiones que Alberto, profesor de meditación, nos daba hace años, y he rescatado el concepto de lo que él llamaba "el avisador interno". Podríamos decir que el avisador interno es aquello que nos hace sentir bien, cuando hacemos algo correcto o, al contrario, nos hace sentir mal si hacemos lo incorrecto. También lo podemos llamar intuición o voz interior.

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Alberto nos ponía el ejemplo de cuando él era un chaval y el avisador le dijo en una ocasión que no cogiera la bici para ir a ver a un amigo a las afueras de A Coruña. El amigo le llamó miedica y entonces Alberto quiso demostrarle que no lo era, a pesar de su miedo, el avisador. Cogió la bici y se fue para la casa del amigo, pero con tan mala fortuna que en la autopista lo atropelló un coche y tuvo que estar 50 días en el hospital, recuperándose de serias lesiones en una pierna.

En realidad, uno siempre siente en su interior lo que tiene que hacer. El problema es que no lo hacemos porque la mayor parte de las veces actuamos condicionados por todo tipo de pensamientos: prejuicios, la opinión de los demás, querer agradar...

Cuando atiendes a tu avisador, tienes en cuenta las situaciones de la vida en su conjunto, despliegas completamente todos los elementos de cada circunstancia, y entonces surge la acción correcta, la acción de acuerdo a la situación, la acción no condicionada por los pensamientos.

Es fácil escuchar al avisador en cosas sencillas que no implican grandes cambios para nosotros. El problema surge cuando el avisador aparece en aspectos de la vida que tenemos encorsetados en rígidos esquemas mentales, que no queremos cuestionar y, mucho menos, cambiar. Por ejemplo, yo siento que me gustaría dedicarme a dar clases de yoga y meditación, pero ¿me atreveré a dejar un trabajo fijo en la administración? O siento que deseo viajar y ver mundo, pero ¿seré capaz de vender o alquilar mi piso para poder llevar a cabo ese sueño que me hace feliz, que me hace vibrar?

Alberto nos decía que el avisador es persistente y que cuanto menos lo respetamos, más presente se hace, en ocasiones de forma drástica, con enfermedades o accidentes graves.

De vez en cuando, realizo un ejercicio mental que me ayuda a saber si estoy haciendo caso a mi avisador o no. Imagino que estoy al final de mis días, miro mi vida con la perspectiva del tiempo ya pasado y me pregunto: ¿qué cosas me habría gustado realizar? Y las respuestas que surgen son las que me dicen cómo tengo que actuar ahora, en el presente, sin posponer nada.

La tarea implica mucha sinceridad y amor hacia uno mismo, pero creo que vale la pena intentarlo. Gracias, Alberto, por tus enseñanzas, y gracias a ti, avisador interno, porque tu presencia me ayuda a vivir cada día con más conciencia, alegría y autenticidad.

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