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Esclavismo del siglo XXI

Cola de parados en una oficina de empleo de Barcelona. 

Cola de parados en una oficina de empleo de Barcelona.  / CARLOS MONTAÑÉS

Los datos de la agencia Thomson Reuters muestran que, desde que estalló la crisis, el salario real en España se ha reducido solo el 25%. ¿Qué lectura podemos hacer al respecto? Pues una muy sencilla: que nos toman el pelo. El  papel es muy sufrido, y mucho más las estadísticas que se pueden modificar a gusto de cada cual. Curiosamente, se despidió a decenas de cientos de miles de trabajadores modestos, y, por el contrario e increíblemente, subieron las rentas de los banqueros rescatados y altos ejecutivos. Eso hizo maquillar los números de las estadísticas que hacía parecer que se mantenían, incluso ascendía, el salario medio de los españoles a pesar de haber descendido drásticamente la renta de los menos favorecidos.

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Se despidió a decenas de cientos de miles de personas, pero, por el contrario, siguieron incrementándose los sueldos los banqueros rescatados y los altos ejecutivos. De hecho, los ricos se han hecho mucho más ricos durante la crisis y los pobres, como siempre, mucho más pobres. "A río revuelto, ganancia de pescadores"; "a crisis generada por el capital, ganancia segura de de las finanzas”. Alemania también se aprovecha de la crisis y pesca en este río revuelto porque obliga a la Comunidad Europea a comprarle todos sus productos y endeudarse con su banca.

En plena crisis salían en todos los medios de comunicación los grandes empresarios diciendo que la única solución era abaratar los sueldos de los trabajadores, pero ellos, en cambio, se incrementaron los sueldos mucho más. La desvergüenza del Gobierno fue descarada cuando salió a avalar esta tesis interesada del capital y nos decía: “Y que dé las gracias quien tenga un trabajo”. Los empresarios se subieron al carro del despido fácil. Los dramas se sucedían en millones de hogares españoles.

Nuestros gobiernos sociales avalaban el nuevo esclavismo del siglo XXI. Un esclavismo peor que el que se daba en la antigua Roma o Grecia. Allí un esclavo tenía derecho a comida, vivienda y sanidad y en su vejez, la tranquilidad de la casa de su amo. De Hecho, los propios esclavos repudiaban el manumitirse y preferían mantener su estatus de esclavo.

Hoy en día, en este esclavismo nuevo del siglo XXI, el amo es el capital que impone un salario de pobreza para, como decía Maquiavelo, que el populacho pueda aguantar un poco vivo y seguir consumiendo los productos fabricados y ofrecidos por sus multinacionales.

Este drama lo conocemos todos. ¿Cuántos hijo nuestros, nietos, sobrinos, padres de familia conocemos que de ganar 1.800 euros pasaron a ser despedidos e inmediatamente, para ocupar su puesto se contrataba a otro trabajador, o incluso al mismo, al que pagaban 800 euros.

Recordemos que antes de la crisis se llamaba 'mileurista', con tilde de lástima, al trabajador que ganaba alrededor de 1.000 o 1.100 euros. Y pensábamos que el dueño de aquella empresa era un explotador. Hoy con el aval del Gobierno de turno, a ese mismo empresario nos lo pintan de bondadoso cuando paga 700 euros gracias a esa repetida máxima del Gobierno: “Y…que dé las gracias quien tenga un trabajo”.

¿Qué puede hacer un joven con 800 euros al mes?¿Comprar un piso?¿Tener hijos?¿Crear una familia?

Creo que el Gobierno ha olvidado que debe defender a sus ciudadanos de la voracidad del capital.

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