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"Un enfermo terminal requiere la misma atención que cualquier otro paciente"

Una enfermera sostiene la mano de una enferma que recibe curas paliativas.

Una enfermera sostiene la mano de una enferma que recibe curas paliativas. / KASIA BIALASIEWICZ

Morir no duele aunque el paciente esté en estado terminal y la agonía sea larga, siempre que tenga cuidados paliativos y emocionales de calidad. Lo que sí duele es que priven al enfermo y a la familia de coger su mano, darle un abrazo y acompañarlo el tiempo que sea necesario en el hospital. No soy médico, pero mi opinión, si tuviera a una madre o a un padre ingresado en la UCI en situación terminal, es tan válida como la de un médico especialista en cuidados intensivos en referencia al trato que debería tener el enfermo en una situación así.

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Opino que la familia es un elemento terapéutico esencial para aliviar el sufrimiento de un paciente que pasa por estas circunstancias. Los profesionales de enfermería deberían garantizar que las familias dieran acompañamiento el tiempo que hiciera falta para proporcionar al enfermo su mayor bienestar emocional. Entiendo que la comunicación del profesional con la familia debería ser fluida, y no coercitiva o contraria a todo lo que pudiera ser beneficioso para quien está en tránsito entre la vida y la muerte. Obviamente esta colaboración con la familia no es fácil, requiere sanitarios que tengan las suficientes competencias emocionales para comprender y entender esta comunicación que necesitan ambos, paciente y familia.

La escucha de las peticiones de os familiares debe ser activa y empática para crear un clima de estabilidad emocional y contribuir así a aliviar el sufrimiento de ambos en unos momentos tan duros. Ante todo debe considerarse como un auténtico derecho , no como un privilegio. Un enfermo en estado terminal no es un despojo humano, es una persona y como tal debe prestarle la misma atención emocional que a cualquier paciente, aunque le queden tan solo unos días de vida.

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