Contenido de usuario Este contenido ha sido redactado por un usuario de El Periódico y revisado, antes de publicarse, por la redacción de El Periódico.

"Emociones como el dolor, el amor, la tristeza, la alegría nos invitan a adentrarnos por las galerías del alma"

Entrada a la cueva del Gegant, en Sitges.

Entrada a la cueva del Gegant, en Sitges. / EL PERIÓDICO

Màrius Folch López

Racionalidad versus emoción: esa lucha interna que te desespera y te sacude el alma como esa llama que persiste entre las cenizas.

Entretodos

Publica una carta del lector

Escribe un 'post' para publicar en la edición impresa y en la web

El alma grita, el alma habla, el alma dice y expresa sentimientos que hay que poder sacar fuera. Somos una mezcla de emociones y, por eso, muchas veces no podemos saber ni decir cómo nos sentimos.

Gestionar las emociones es un puro desafío, pero dejar salir esas emociones es un acto de valentía. Puede que necesitemos controlar las emociones porque a veces tenemos esa sensación de que ellas nos controlan a nosotros, pero el hecho de que la razón prevalezca antes de lo que sientes ¿creéis que es mejor?

Sinceramente, creo que los humanos tendemos a racionalizar tanto las cosas que a veces nos olvidamos verdaderamente de lo que sentimos, y ahí perdemos nuestra esencia. No digo que no se deba aplicar el razonamiento, creo que es necesario en según qué circunstancias, pero la verdad es que me inclino por la defensa del descrédito de la razón y de la reivindicación de potencias irracionales como el dolor, el amor, la tristeza, la alegría... Esas potencias irracionales nos invitan a adentrarnos por las galerías del alma para llegar a esa esencia oculta del ser, a nuestra verdad. Nos ayudan a adentrarnos en nuestra conciencia y descubrir nuestra verdadera esencia; a conectar con las verdades más esenciales, con esa verdad espiritual de base irracional en la que el individuo sale al encuentro de la realidad, pero sin la mediación de la razón, sin el intelecto como intermediario fundamental. En otras palabras, emerge ese yo esencial y nos liberamos de nuestras cadenas, buceamos por las galerías de nuestra alma, de nuestro yo interior más fiel y sincero.

Así pues, suelo guiarme y actuar con el corazón y, por esta razón, vivo la vida con intensidad porque lo único que conozco es vivir, sentir y amar.

Participaciones de loslectores

Másdebates