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El 'procés' y la hipocresía política como argumento

Juan Carlos I, la reina Letizia y Felipe VI durante la celebración de la Pascua Militar.

Juan Carlos I, la reina Letizia y Felipe VI durante la celebración de la Pascua Militar. / GABRIEL BOUYS / AFP

La verdad es que el 'procés' de Catalunya ha despertado en la sociedad española determinados parámetros que nunca deberían existir en el ser humano. Esto es utilizar la hipocresía como argumento para defender postulados, informes o apreciaciones que solo defienden intereses partidistas, carentes de racionalidad y cargados de insensatez y de mucha parafernalia circense. Justo todo lo que debe sobrar y no necesitar, ni la política ni las tertulias informativas. La política debe luchar por mejorar la convivencia, la solidaridad, el bienestar del pueblo; y las tertulias informativas deben informar, enseñar, educar en esa convivencia, en esa solidaridad , con argumentos sensatos, racionales y alejadas de actitudes más parecidas a actuaciones de un circo, con gritos incluidos y sin respeto a los que opinan lo contrario. 

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Es triste ver cómo a consecuencia del 'procés', la acción que antes era delictiva para todos, ahora solo lo es para unos, a los cuales se les define como 'independentistas'. Triste es ver cómo la bicefalia, permitida en partidos políticos e incluso en la casa Real, por parte de los independentistas se convierte por los políticos denominados constitucionalistas, y por determinadas tertulias informativas, en el peor escándalo y la mayor acción grotesca de la sociedad. Qué poca memoria tenemos. ¿Hay que recordar que el PP tuvo a Aznar como Presidente de Partido y a Fraga como presidente honorifico? ¿Que la casa real, y con ello el Estado Español, tiene a Felipe VI como rey de España y a su padre, Don Juan Carlos, como rey emérito? Algunos dirán que es distinto. ¿Seguro? ¿O queremos verlo distinto?

Triste es ver cómo el caso de la corrupción, el gran endémico de la política, y que ha llevado sus consecuencias, quieran o no determinados políticos y tertulias informativas, a provocar en el pueblo exclusión y disminución del bienestar, es visto desde distintos puntos de vista, e incluso hasta se perdona, cuando se intenta comparar con todo lo que los independentistas están haciendo. ¿Seguro?

Dejémonos de hipocresías. La política no debe apoyarse en ella y las tertulias informativas, deben ser coherentes, serias, pues su misión es la de informar, educar y hacer que se comprenda las cosas. Su misión no es desinformar y crear enfrentamientos, y más cuando hay hechos de comparación. Y podríamos hablar de más hechos, como las declaraciones con afán burlesco de algunos de nuestros políticos por las decisiones tomadas por la mayoría parlamentaria proclamada por las urnas. Triste es ver esas risas sarcásticas del portavoz del PP e ironizar de forma tan irracional e insensata que da la sensación que se ríe de la democracia y del resultado de las urnas. Y lo peor es que las tertulias informativas, algunas, hasta le aplauden la gracia. Triste, pero real.

Menos hipocresía y más trabajar por la voluntad del pueblo. Menos tertulias informativas y más tertulias educativas, llenas de racionalidad y sensatez y alejadas de partidismos. Eso es lo que necesita ya el pueblo, sino a quién verdaderamente estamos destruyendo es a la democracia. Mal iríamos.

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