El fútbol sin aficionados no tiene sentido

Un momento de un partido de la Bundesliga con las gradas vacías, en Berlín el 27 de mayo.

Ha vuelto el fútbol, lejos de nuestras fronteras, eso sí: dos meses después, el balón rueda de nuevo en países como Alemania. Todos somos conscientes de que a causa del covid-19 costará mucho volver a lo que antes conocíamos como la normalidad, tendremos una "nueva normalidad". Y ya sabemos cómo será el "nuevo fútbol": estadios inmensos con las gradas vacías, sin público que aliente al equipo; los jugadores, intercalando asientos en los banquillos, y con mascarillas; celebraciones de goles, a distancia, lo que no se puede calificar ni de celebraciones...

Y bien, ¿realmente vale la pena? Por supuesto que en el fútbol los protagonistas son los jugadores, sobre todo esos que hacen que nos levantemos de la silla para llevarnos las manos a la cabeza tras una magnífica jugada o un gol por la escuadra. Pero no nos engañemos: el fútbol siempre será de los aficionados, de aquellos que sufren cada fin de semana por su equipo, de los que vibran con cada victoria y a los que se les quita hasta el apetito con cada derrota. Porque aunque ahora mismo parece que nada tiene sentido, el fútbol, pase lo que pase, jamás tendrá sentido sin la afición.