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El coronavirus en los medios: "Controlar la información es un privilegio, pero sobre todo una responsabilidad"

Una infermera se ajusta las gafas antes de empezar a trabajar con pacientes del coronavirus en un hospital en Wuhan, China.

Una infermera se ajusta las gafas antes de empezar a trabajar con pacientes del coronavirus en un hospital en Wuhan, China. / STR / AFP

No puedo juzgar si las redes sociales hacen bien o mal su papel, pues no soy un experto en la materia y apenas soy capaz de manejarme con el 'WhatsApp'.

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Lo que no puedo entender es por qué las televisiones, periódicos y radios de nuestro país contribuyen a construir esta realidad paralela basada en medias verdades, aderezadas con un poquito de descontextualización y un mucho de sensacionalismo. Ahora es el coronavirus.

Controlar la información es un privilegio, pero, sobre todo, una responsabilidad. Yo quiero volver a ser un buen lector, un telespectador que disfruta y un entusiasta oyente, pero para que esto ocurra los medios deberían volver a pensar en nosotros: los lectores, los televidentes y los oyentes.

Las desgracias existen, han existido y existirán, pero flaco favor hacemos a quien las ha sufrido o las sufrirá si simplemente nos dedicamos a orear la sábana manchada de sangre en la ventana del patio interior.

No solo los medios de comunicación contribuyen a crear este mundo paranoico en el que dejaremos de besar a nuestros amigos por miedo a un contagio, o lo que es peor, un mundo capaz de convencernos de que es mejor tener atolondrados a padres y a hijos delante de una pantalla en vez de salir al monte, jugar con las olas, pedalear por la rivera de un río, jugar a la pelota o a la goma o simplemente charlar con nuestros amigos sentados en el césped.

Al escribir, me doy cuenta de la cantidad de cosas que he dejado de hacer y, siendo honesto, no puedo echarle la culpa a nadie. Yo he contribuido y contribuyo a esta realidad al dejarme llevar, a pesar de haber disfrutado de todas estas pequeñas delicias. Contribuyamos a evitar que ese mundo, que muchos ya añoramos, se vaya para siempre.

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