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El Consell de la República y otros humos

Carles Puigdemont interviene a través de videoconferencia en el acto de presentación del Consell per la República, en el Palau de la Generalitat.

Carles Puigdemont interviene a través de videoconferencia en el acto de presentación del Consell per la República, en el Palau de la Generalitat. / ELISENDA PONS

Según se desprende de los datos del último barómetro del GESOP, solo un 42% de los catalanes se decanta por un referéndum de independencia, un 27% opta por un mayor autogobierno y un 26% por ninguna medida ni consulta. Es más, la mitad de los votantes de ERC no creen suficiente el resultado del 1-O para materializar la DUI.

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Así como algunos políticos independentistas han ido reconociendo durante los últimos meses que no existe mayoría social para llevarla a término, y otros directamente han admitido que no existían las estructuras de estado prometidas o que se les ha ido de las manos. Pero eso sí, ninguno de los responsables ha pedido disculpas. El mantra de que el 80% de la población catalana es partidaria de un referéndum por el derecho a decidir es solo eso, una vana y cansina retórica de los principales actores del procés. Aun cuando que el sondeo arroja una mayoría de escaños independentistas en el Parlament.

Puede que la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa y el ofrecimiento de diálogo haya contribuido a la situación actual. En cualquier caso, el apoyo a la secesión de Catalunya ha disminuido a la vez que ha menguado la radicalidad de una parte de las dos principales formaciones (PdeCat y ERC) del bloque independentista, e incluso algunos hablan abiertamente de abandonar la unilateralidad y explorar otras vías. Todo ello evidencia que el respaldo tan mayoritario a la causa que se ha querido vender durante más de un año no era tal.

A los nostálgicos del procés tan solo les queda el discurso victimista: las cargas policiales el día del referéndum ilegal, la represión del Estado español, el encarcelamiento de los políticos y la reciente petición de penas. Ya ni siquiera el mandato del 1-O les sirve de argumento. El castillo de naipes se va derrumbando.

Pese a todo, la simbología y parafernalia propagandística continua. A través de videoconferencia, Carles Puigdemont y Toni Comín han presentado la creación del nuevo órgano que denominan el Consell per la República, con la asistencia de la plana mayor del Govern en el mismísimo Palau de la Generalitat. Una entidad concebida para internacionalizar el conflicto, dicen, y con sede en la mansión de Waterloo. Tan virtual como la comparecencia desde Bruselas de los videoconferenciantes. Considero más que obvio que sus fines son puramente lucrativos, si no ¿de qué manera Puigdemont y sus acólitos sufragarán su costosa y larga estancia en el país belga? Según algunas fuentes, en menos de 24 horas desde su presentación, a través del flamante Consell se han recaudado 100.000 euros en donaciones. "Poderoso caballero es don dinero". Espero que a ese engendro del Consell de la república inexistente no se le inyecten recursos de las arcas de la Generalitat.

Se sigue vendiendo humo. Igual que el movimiento Crida Nacional per la República, llamado a convertirse en un futuro en partido político con la figura del jefe cofrade (Puigdemont) en lo más alto. Como es sabido, la física tiene su cometido: de igual manera que el humo se expande, tiende luego a desvanecerse.

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