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El azar de la cuna de España

Michelle Jenner, en el último episodio de ’Isabel’.

Michelle Jenner, en el último episodio de ’Isabel’. / RTVE

Puede considerarse derrumbado el mito de que los Reyes Católicos fundaron España, aunque el nacionalismo español más rancio lo siga propagando. Fue azaroso que llegara a buen término el matrimonio concertado cuando Isabel tenía 3 años, uno menos de Fernando. Fue realizado en secreto, al no ser válido canónicamente por un asunto de consanguinidad bajo pena de excomunión (la bula papal que se presentó estaba falsificada), aunque a los pocos años el cardenal Borgia salvó el tema recibiendo como recompensa feudos y prebendas reales. 

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La boda supuso una unión puramente personal, por voluntad de ambos personajes. Tanto la corona de Castilla como la de Aragón siguieron conservando sus respectivas soberanías, constituciones, instituciones, economías y gobiernos. Como mucho, Isabel era reina consorte en la corona aragonesa; y Fernando, rey consorte en la corona castellana; sin ningún mando ni poder ni el uno ni el otro en ambas tesituras. 

Isabel dejó en testamento la corona de Castilla a su hija Juana la Loca, previendo el cargo de regente para Fernando, el cual harto de los nobles castellanos (le llamaban "el viejo catalanote"), se casó con Germana de Foix, sobrina del rey de Francia, con la intención de tener un hijo que recibiría su reino de Aragón, demoliendo así cualquier atisbo de unión, ni siquiera confederal, entre Aragón y Castilla. Era aquello de "antes Francia que Castilla".

Ese hijo llegó pero murió a las pocas horas, y no hubo ningún descendiente más del enlace entre Germana y el rey. Sumido en una profunda tristeza y abatimiento decidió retirarse a sus territorios de Aragón con su esposa francesa y dedicarse preferentemente a su reino. En sus últimas voluntades optó por dejárselo a su hija Juana la Loca, igual que había hecho su esposa años antes. Pero era tan grande su afán de dejar muy claro que una cosa era Castilla y otra muy distinta, Aragón, que designó en el testamento, dos regentes diferentes para cuando él faltara. El cardenal Cisneros en Castilla, y el arzobispo de Zaragoza, Alfonso, su hijo bastardo predilecto, en Aragón.

En Juana la Loca se juntaron ambas coronas peninsulares, solamente por un puro azar. Juana tuvo la oportunidad de dar en su persona origen a España como ente superior. Su hijo Carlos, futuro emperador del Imperio español y alemán, llegó a España desde Flandes (territorio del padre de su padre Felipe el Hermoso) menor de edad aún, sin hablar castellano, y rodeado de una corte de amigos flamencos, prepotentes y altaneros.

Con Juana recluida en un convento de por vida, Carlos ya pronto mayor de edad, tuvo que hacer frente a graves conflictos tanto en Castilla como en Aragón, no exentos de sangre, pero finalmente quedó proclamado monarca del nuevo ente.

Es significativo que en el panteón real de todos los reyes de España de El Escorial, figura Carlos I como primer soberano de derecho y pleno, de España. Tanto los Reyes Católicos como Juana la Loca y Felipe el Hermoso, de Habsburgo, reposan en cambio en la catedral de Granada. No obstante, Juana, tuvo reconocimiento no pequeño de ser la primera monarca española, a pesar de su salud mental y su encierro conventual forzoso. 

Fue así, pues, como surgió España, siendo incluso falsedad también del nacionalismo español, la interpretación de aquel lema de "Tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando". La exégesis que los textos escolares por ejemplo del franquismo hicieron, era desleal y engañosa, en provecho y beneficio de la 'España, Una y Grande' idealizada hasta esos extremos por la retórica falangista y por el general Franco.

Los españoles quieren conocer la verdad histórica, que siempre ha sido ocultada y manipulada por los nacionalistas españoles más rancios.

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