Mi padre se ha ido y mi madre lo superará, aunque no se puede tener más dolor

Hoy han enterrado a mi padre. Tenía 72 años.  No ha podido asistir nadie de la familia. Vivía con mi madre, que tiene 70. El jueves me llamaron porque no se encontraba bien, me presenté en su casa, llamé al 112 y una ambulancia se lo llevó al Hospital Esperit Sant. Los servicios médicos contactaban con nosotros una vez al día. El viernes aún no tenían el resultado de las pruebas. El sábado nos dijeron que tenía una neumonía muy severa y que no eran optimistas. El domingo, que no había mejorado nada su estado con el tratamiento. El lunes a las doce nos llamaron para decirnos que había fallecido. Todo muy rápido, como un accidente.

Solicité un test del covid-19 para mi madre el lunes y ha dado positivo. Se encuentra bien, es muy fuerte. Ha pasado mucho sufrimiento en su vida. En los días en que mi padre estuvo en el hospital se cumplían 22 años del accidente de tráfico que se llevó a mi hermano, con solo 19 años. Tampoco nos despedimos de él. Mi padre nunca lo superó, nunca más habló de él. Una vez le dije que ellos eran la generación que más había hecho por sus hijos; trabajaron mucho, nos proporcionaron una vida mejor, pero ellos no han podido disfrutarla.

Esta tarde mi primo ha pasado por casa de mi madre, y desde el portal le ha hecho una foto, sola en la puerta de su casa, pero, eso sí, rodeada de continuas conversaciones telefónicas de todas las personas que nos quieren. Sé que lo superará, por sus nietas, que son su pasión, y porque no se puede tener más dolor. No más, por favor.