"Echo de menos poder abrazar, pero la vida es muy bonita y quiero vivirla mientras pueda"

Por si os sirve de consuelo. Dentro de poco, todo el mundo va a poder abrazar a los seres queridos, estrechar la mano... Os quería decir que estar dos, tres meses sin abrazos es duro pero tampoco pasa nada grave; al contrario, particularmente pienso que mucha gente ha 'reseteado' su forma de vivir dándose cuenta de que las cosas más módicas son las más valiosas, son las que realmente merecen la pena; se ha paralizado casi todo y la vida sigue sin pedirnos permiso para ello.

Lo del consuelo quería resaltarlo porque mis abrazos y mis estrechadas de manos seguirán sin realizarse, y sin embargo mi vida seguirá siendo unas veces más feliz y otras menos, pero seguirá, y no por eso me atormentaré. El pánico de estos días habrá servido para que mucha gente, otra mucha no, se dé cuenta de que la vida de cada uno es parte de una casualidad, empezando por el día que lo engendraron y siguiendo por el cada día; que no es un seguro de un año ni de cien, que las cosas bien hechas tienen menos riesgo que las que se hacen al tuntún, que la felicidad está en tu pensamiento, no en tus festejos cuando consumes 'vida' ajena sin que te importe la ansiedad del dueño de esa vida.

Seamos sensatos y no empecemos demasiado rápido a desconfinarnos, y así tal vez nuestra vida pueda volver al ritmo, menos desenfrenado, pero al ritmo de vivir sin angustia, sin miedo, sin permanecer encerrados. Si nos desmadramos con botellones, fiestas, aglomeraciones, tenemos todos los números para seguir enfermos también de la cabeza por mucho tiempo, y quizá los abrazos nos cuesten tanto como valen.

Echo de menos poder abrazar y estrechar la mano, pero la vida es muy bonita y quiero vivirla mientras pueda, aunque también me haya tocado vivir esta pandemia que nos atormenta.