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Dos conceptos de ecología: ¿Cómo acordar medidas para frenar el cambio climático?

Protestas en Nueva York contra el cambio climático, el pasado 20 de septiembre.

Protestas en Nueva York contra el cambio climático, el pasado 20 de septiembre. / MICHAEL REYNOLDS (EFE)

Uno de los principales problemas ecológicos mundiales es el cambio climático, la deforestación a gran escala, el debilitamiento de la capa de ozono y el vertido de plásticos en los océanos. Para frenar esta contaminación es necesario tomar una serie de medidas en las que tienen que participar todos los ciudadanos y sobre todo científicos, empresarios y políticos que deberían ir más allá de los caprichos de una legislatura, cumpliendo con los acuerdos internacionales.

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No obstante la manera en que se debe hacer esto tiene dos concepciones diferentes, aunque externamente el objetivo de cuidar el medio ambiente sea el mismo: la ecología de circuito cerrado y la ecología de circuito abierto.

El concepto de ecología de circuito cerrado considera el planeta Tierra como un solo ser vivo de manera que la materia vital estaría interconectada. La Tierra y la naturaleza dependerían únicamente de los seres humanos como si hubieran sido sus diseñadores. En este contexto, el filósofo Friedrich Nietzsche dio como consigna a sus seguidores "Permaneced fieles a la tierra", queriendo decir que sus discípulos buscaran todas sus preguntas y respuestas en lo visible y lo natural.

Se trata de una ecología encerrada en sí misma en donde la naturaleza vegetal y animal puede tener un predominio claro con respecto a las personas humanas. Sin embargo, no hay que olvidar que el mundo tal como lo conocemos, un día se terminará cuando el astro rey se convierta en una nebulosa que devorará la Tierra según un estudio publicado en la revista Nature Astronomy. Por tanto, no se puede caer en una especie de idolatría telúrica.

En la ecología de circuito abierto los seres humanos no somos propietarios y dominadores autorizados a expoliar los recursos de la Tierra, sino que somos administradores cuya acción es cuidar la naturaleza con pequeñas o grandes acciones cotidianas, reconociendo que la dignidad de la persona humana es un valor transcendente. Este concepto integra la idea de que todo lo que hay en la Tierra tiene una causa encausada que ha procedido a la ordenación físico-química y biológica que nos rodea.

Aunque pueda llegar el final astronómico del mundo no se deja de contribuir mediante una buena ecología porque la esperanza en un cielo nuevo y una tierra nueva en la que pasará la figura de este mundo, como relata el libro del Apocalipsis, no lleva a desatender nuestras obligaciones para mantener la naturaleza en la mejor armonía.

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