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El dolor de la pérdida de un ser querido es el precio de haber amado

Familiares de víctimas del atentado en la discoteca de Estambul lamentan su pérdida. 

Familiares de víctimas del atentado en la discoteca de Estambul lamentan su pérdida.  / AP / OMER KUSCU

Llorar por un ser querido quien ha perdido a quien ama, y le duele… El dolor de la pérdida es el precio de haber amado. Nadie puede amar sin dolerse, pero el dolor es un proceso de curación, el duelo, retorno a una plenitud pérdida… llorar porque se ama a una persona es terapéutico. Como decía Tolstoi: “solo las personas que son capaces de amar intensamente pueden sufrir también un gran dolor, pero esta misma necesidad de amar sirve para contrarrestar su dolor y curarles”.

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Recuerdo una fábula de unos gusanos que se preguntan si hay vida más allá de ser gusano, y quedaron en que el primero que pasara por eso, si vivía, lo contaría a los demás. Siguieron comiendo hojas sin darse cuenta de que uno de ellos se hizo crisálida, y pocos días después salió convertido en mariposa, con ganas de contar a los demás su transformación, pero no le fue posible, hablaba otro lenguaje y no le entendían. Así que se dedicó a polinizar las flores, y hacer posible que los gusanos pudieran comer las plantas y vivir hasta convertirse en mariposas. Vio que esta era su misión.

Cuando se cambia de forma, se cambia de lenguaje. No vemos a los que están en otra dimensión, y esto nos hace sufrir, pero hay un modo de comunicación que expresa el amor. Ellos cumplen su misión y crean las condiciones y la belleza para que nosotros podamos seguir nuestro camino hacia donde están ellos. Y podemos intuir que así nos hablan los seres queridos, con ese amor que se expresa de mil modos.

Hay una comprensión profunda del misterio de la muerte, que adquirimos a través de esa intuición amorosa. Una comprensión de que cuando hemos realizado la tarea para la que hemos venido a la tierra, podemos concluir nuestro aprendizaje y marcharnos a seguir haciendo nuestro camino más allá de lo que ahora conocemos, donde ya no habrá llanto sino todo alegría, no habrá preocupaciones sino gozo, no habrá injusticias sino que todo volverá a su sitio, no habrá temor pues todo será amor. Regresaremos a nuestro hogar, a la casa del Padre donde se nos prepara algo mejor.

 

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