El barrio del Rectoret, en pleno parque natural de Collserola, forma parte del distrito de Sarrià-Sant Gervasi. Sus habitantes valoramos la naturaleza y la integración en el medio de montaña. Al tratarse de un Parque Natural, obviamente la administración mira con lupa cualquier construcción que allí haga un particular. En este entorno y, pese al valor de consenso tan en boga, el ayuntamiento nos acaba de hacer un lamentable regalo de Navidad, tan innecesario como inadmisible.
Ha "decorado" más de 350 metros de una calle del barrio con barreras de seguridad dignas de una autopista, de acero, con faldones, tan llamativas que deslumbran y tan inadaptadas al entorno que deprimen a cualquiera. Estas barreras constituyen un lamentable despilfarro y un despropósito, son un insulto a los vecinos y a sus necesidades reales (como mejorar el pavimento, por ejemplo) pero, ante todo, suponen un peligro para peatones y animales. Y por si fuera poco, las barreras contradicen radicalmente lo que el propio Consejo Municipal del Distrito aprobó en 2010, y la opinión de las Asociaciones de vecinos y culturales del barrio, y ¿para más inri- son el cuarto tipo de valla en 600 metros.