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Desobediencia contra la violencia

Violenta actuación policial en el colegio Ramon Llull.

Violenta actuación policial en el colegio Ramon Llull. / FERRAN NADEU

Yo intento educar a mi hijo de 4 años a pensar por sí mismo y a respetar a todo el mundo, a no hacer lo que no le gustaría que le hicieran. Y sobre todo, que piense en las consecuencias de sus actos tanto a corto como a largo plazo. Para mí la obediencia siempre tiene que ir supeditada a la razón. La obediencia a ciegas es un error, anular el pensamiento individual por el colectivo nos puede dirigir a catástrofes como el nazismo. Y espero equivocarme, pero creo qué aquí empieza a oler a esto.

Para mí el responsable es el que pide lo imposible, no el que se niega a hacerlo.

El día anterior al 1-O, los colegios electorales estuvieron todo el fin de semana llenos de gente, ¿por qué se esperaba que los Mossos consiguieran solos y sin altercados lo que no consiguió la Policía Nacional y la Guardia Civil con más de 800 heridos? Obedientes o desobedientes, no se puede parar a más de 2.000.000 ciudadanos por mucha policía que haya de por medio. El problema viene de arriba.

Aplaudo la decisión del 'major' Trapero al no ejercer la fuerza en contra de su propio pueblo evitando así un caos aún mayor.

No "girem la truita", a quien se ha silenciado es a la población que quería votar, no a la autodenominada "mayoría silenciosa". Lo paradójico del caso es que detrás de esta repetición obsesiva de "España Unida" hay una simple y vergonzosa búsqueda de votos. Con la excepción de Podemos, que aunque le cueste votantes, no duda en tirarse al precipicio en defensa del diálogo y la democracia real, la de las urnas.

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