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Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, máximos responsables de un descomunal desaguisado
El presidente en funciones, Pedro Sánchez, a principios de mes en el Palacio de Marivent de Mallorca. /
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Sin excepción, todos los concertistas, antes de interpretar en público una nueva obra, reúnen a unos cuantos amigos expertos y la ensayan y comentan en grupo. Estos músicos saben muy bien que una cosa es dominar aquella partitura en casa y la otra es tocarla en un auditorio rebosante de melómanos. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias no han ensayado lo suficiente su partitura (la investidura) y, ahora, son esclavos de sus múltiples errores.
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Entre muchos otros, los dos deslices más graves y significativos que han protagonizado -uno cada uno- pasarán a la historia. La peor pesadilla que Pablo Iglesias tendrá que afrontar durante toda su vida será el no haber aceptado el Gobierno de coalición que Sánchez le ofreció en su día, y este último nunca se perdonará el habérselo ofrecido.
Total, un desconcierto monstruoso que, por culpa de no ensayar debidamente y con los asesores adecuados los problemas suscitados en la investidura, nos lleva directos a las elecciones de noviembre. Algo muy caro que desestabilizará gravemente al país y que, en general, tendría que hacer enrojecer a todos los políticos españoles y, en concreto, a Pablo iglesias y Pedro Sánchez, los máximos responsables de este descomunal desaguisado.