Ciudadanos: Ni una lección de respeto y moral de los que generan la violencia

Una vez más, Ciudadanos ha vuelto a poner en escena un número teatral, más bien circense, digno de los mejores circos, para denunciar un acto reivindicativo por parte de un colectivo independentista. Este acto consistió en pintar la puerta de la vivienda que el juez Pablo Llarena posee en Sant Cugat del Vallès con pintura amarilla. Y quisiera remarcar que el objeto del ataque fue la puerta de una vivienda.

Ahora, nuevamente, saltan las alarmas. El independentismo vuelve a estar en boca de todos pues, una vez más, se intenta tachar, por parte de Ciudadanos, de violento y extremista a un movimiento que lleva demasiados años siendo pacífico como para creernos ahora lo que un grupo de personas, que se hacen llamar políticos, nos intenten meter en la cabeza.

Las caretas se desploman en el momento en que Ciudadanos denuncia un acto que no ha generado ningún coste ni ningún daño al señor Llarena, puesto que una brigada de patriotas se ofreció a limpiar la pintura, y, por el contrario, no ha denunciado los centenares de ataques a sedes de partidos independentistas, ataques, como el famosos caso del asalto en Blanquerna, cuyos autores siguen sin entrar en prisión. Pero, claro, ¿cómo podría Ciudadanos denunciar a sus propios votantes? Sería algo totalmente desafortunado para su campaña política permanente, que consiste en crear odio y conflicto hacia los independentistas: que no pretendan engañarnos.

La sociedad catalana siempre ha estado dividida, según su ideología política. Siempre ha habido independentistas y partidarios de la unión de España, pero la violencia, los conflictos y el quiebre de la sociedad apareció en el momento en que Ciudadanos entró en escena.

Ni una lección de respeto y de moral democrática por parte de los generadores de la violencia en las calles.