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"Ser cursi, un romántico empedernido, hoy en día no es suficiente"

pareja enamorada

pareja enamorada / Milan Popovic | Unsplash

Cinco años de soltería. Innumerables citas y una única conclusión: el romanticismo ha muerto. O, al menos, está gravemente herido. La última desilusión fue, con diferencia, la más amarga, por ser un 'casi' en toda regla, donde solo oyes la voz de tu cabeza diciéndote "No seas ingenuo, otra vez no".

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Entonces, una vez más, me pregunto por el esfuerzo que dedicamos a las relaciones. ¿Es cuestión de mala suerte o la gente está perdiendo las ganas de implicarse a la hora de conocer al otro?

Siempre he pecado de romántico empedernido, hortera, cursi, como queráis llamarlo. He creído desde bien pequeño que nada puede ser demasiado si sale de lo más profundo de tu corazón. ¿O no? ¿Ya no funciona ser un caballero? ¿Están pasados de moda los mensajes de buenos días? ¿Dedicar poemas ahora es para 'psychokillers'?

A pesar de todo esfuerzo, a pesar de darlo todo con fe ciega y no rendirse bajo ningún concepto, el final es siempre el mismo. La misma película de sobremesa: previsible, aburrida y lo peor, olvidable.

Los románticos somos, me temo, el último vestigio de una época en la que el esfuerzo se premiaba, el interés era recíproco y el amor, verdadero. Nada de eso queda ya en una sociedad-catálogo, donde abundan los pretendientes pero se olvida el respeto, el cariño, la implicación.

Mi corazón no debe sanar, el que está realmente herido es mi ego, pero no por no haber sido correspondido, sino por haberse dejado llevar de nuevo por el río de la novedad, que siempre desemboca en un mar de puro desasosiego.

¿Ser cursi ya no funciona? ¿Me estoy quedando atrás? ¿Le doy demasiadas vueltas a todo para tener 27?

Ya que no hallo respuesta, o más bien ninguna me dice lo que quiero oír, solo queda pensar en que me entregué en cuerpo y alma a pesar de saber cómo iba a acabar. Porque de tan cursi, llego a ser tonto.

Y tú, chica, habrías flipado con la fiesta de cumple que te preparé...

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