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La queja de una lectora: "El contrato de alquiler ha dejado de ser un acuerdo para convertirse en una imposición"

Una mujer se interesa por un piso que se anuncia en alquiler en Barcelona.

Una mujer se interesa por un piso que se anuncia en alquiler en Barcelona. / JORDI OTIX

La problemática de la vivienda en las grandes ciudades corrompe toda la cadena de interacciones vinculadas al alquiler, en perjuicio grave de quienes necesitan alquilar un piso.

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Buscar piso no suele hacerse por gusto, lo habitual es hacerlo por necesidad: cambio de trabajo en otra ciudad, separación de una pareja, falta de espacio y otros muchos imperativos. Y no es solo el tema del precio, de por sí muy grave, es también el estado penoso en el que se encuentran muchas de las viviendas en oferta, el menosprecio a los derechos del arrendatario (que han desaparecido), el mal trato y la tensión a la que se le somete con prisas y exigencias amenazando con que hay 10 candidatos más.

La falta de profesionalidad, ética, respeto es patente en los “profesionales” y las empresas.

Para empezar, su conocimiento sobre la vivienda que muestran es inexistente. Si se te ocurre preguntar dónde está el contador, cuántos años tiene la vivienda, de qué son las tuberías del agua, si tiene la instalación toma de tierra, si la inspección del gas está al dia, antigüedad de los electrodomésticos... Te miran con cara “y a mi qué me cuentas” en lugar de decirte amablemente “lo siento, no lo sé; pero pregunto y le informo”. Es comprensible, saben que el siguiente candidato que tendrá una urgencia mayor que el anterior no va a preguntar nada y firmará sin rechistar.El contrato ha dejado de ser un acuerdo para convertirse en una imposición. Cada contrato es peor que el anterior. Cláusulas imposibles como la revisión de la caldera antes de comprometerse al mantenimiento o acordar un breve periodo de tiempo para que salgan a la luz defectos no evidentes en los 15 minutos de la visita (pero se reservan 30-60 días para verificar el estado del piso antes de devolver la fianza).

En fin, un auténtico desastre… Sin embargo, se critica al inquilino por el mal trato que da a las viviendas... Cuando uno se siente mal tratado, nada bueno puede esperarse.

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