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Un cohete y mil espejos
Protestas de pensionistas a favor de una jubilación digna. /
JOSÉ LUIS ROCA
Si yo tuviera un cohete y mil espejos alcanzaría la solución definitiva a todos los males, volaría alto hasta llegar al Sol. Lo recubriría completamente de espejos. Canalizaría toda su energía y la haría disparar hacia un lugar cualquiera de mi mundo. Estoy seguro de que sería capaz de deformar el espacio-tiempo en él y crear aquello a lo que los científicos llaman 'agujero de gusano'. Si consigo crear este vórtice temporal no dudaría en regalarles el nuevo mundo al otro lado de la pasarela a los elegidos. Solo los elegidos. Personas que merecen elevarse hasta otra dimensión que le ofrezca todo su esplendor. Solo ellos.
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¿Quiénes serán los elegidos? Para mí lo son aquellos a quienes desde el espacio los veríamos sobre la chepa de los demás iguales y cada vez más desiguales. Personas presuntamente capaces de evadir exámenes y obtener notables; personas sin dinero para pensiones pero que no se guardan de aprobar proyectos mastodónticos; personas que en la foto necesitan juntarse con personas populares en el sufrimiento para conseguir más 'me gusta'. Personas que sus cualidades agotan al ser humano. Superhombres y supermujeres en definitiva.