"Ha cerrado el Boia Bar de Cadaqués, otra víctima de la burocracia"

Todo aquel que haya pasado por Cadaqués se ha sentado alguna vez en el Boia Bar para tomar un café, ya sea recomendados por alguien o por obligación; al llegar al paseo del pueblo, el primer bar que uno encuentra es justamente este. En 1946, hace casi 80 años, abrieron las puertas y tras las doce campanadas que han dado la bienvenida al 2025, las cierran para siempre.

Conocido por ser uno de los puntos de encuentro de la gente del pueblo y de personajes célebres como Dalí o Pla; por sus cócteles de autor que se han servido durante las últimas noches de estos últimos años y por formar parte del paisaje de Cadaqués, su cierre ha provocado una ola de tristeza entre los locales y personas vinculadas al pueblo. La licencia no se renovará y, al parecer, según dicen algunas voces, la normativa impide que dos bares de playa compartan espacio en menos de 150 metros. Por tanto, el local desaparecerá para siempre.

En este lugar de la 'platja Gran' quedarán grabados eternamente todos los recuerdos e imágenes del pasado, esas historias de un Cadaqués autentico y singular que, si no se encuentra remedio, poco a poco irá desapareciendo. Centenares de historias de amor y pasión, secretos guardados en las entrañas de las discretas sillas y mesas, la música que resonará como una psicofonía mezclada con el sonido del mar.

Todo esto es ya cosa del pasado, todo esto es ya algo inexistente por culpa de burocracias que matan cualquier intento de preservar la autenticidad. Poco a poco todo se volverá uniforme, idéntico, gris, una copia de otra copia que hará imposible distinguir un lugar de otro: la perdida de la identidad, la perdida de la cultura.

Con el cierre del Boia Bar se engrandece la lista de lugares míticos que desaparecen en Cadaqués. Dicen que la 'todoburocracia' mató al imperio romano, pues visto lo visto, también nos matará a nosotros. Hasta siempre, bar Boia.