"La carta de los militares retirados al rey Felipe VI es un atentado contra la democracia"

En una democracia la libertad de expresión es uno de sus principales valores, de ahí que determinadas expresiones que rayan el delito sean aceptadas. Pero también es cierto que esa libertad de expresión no puede quedar impune y debe ser tratada como delito y, por consiguiente, castigada cuando atenta contra la democracia y sus otros valores. Sobre todo cuando hay opiniones propensas a generar odio y crispación y que suponen un atentado a las libertades grupales e individuales de la ciudadanía. Y lo digo porque me parecece delictivo que más de 75 militares retirados, en su afán de ejercer su libertad de expresión, ataquen impunemente el resultado de las urnas, los valores del Estado y, de una manera irracional e insultante, a un Gobierno y unos partidos elegidos democráticanente. Como que, asimismo, se apoyen en otro partido carente de postulados democráticos y con principios dictatoriales y que aboguen por la vuelta a un pasado cruel y de falta de libertades.

No obstante, lo peor es que algunos de esos 75 exmilitares, apoyándose en una libertad en la que ellos no creen, a través de una red social insinúen que habría que fusilar a 26 millones de ciudadanos y ciudadanas que no están de acuerdo con ellos, y a la petición de fusilamiento añaden el insulto. Y el colmo es que se consideran patriotas y utilizan la defensa del Rey como excusa. Ante este atentado a la democracia, golpismo virtual o real, la ciudadanía, todos los partidos democráticos y sobre todo el Gobierno y la Casa Real no pueden callarse.