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Carta a Fiona Wilson

Ofrendas florales en la Rambla de Barcelona, un día después del atentado.

Ofrendas florales en la Rambla de Barcelona, un día después del atentado. / FERRAN NADEU

Al leer la carta de Fiona Wilson (El Periódico (15/II/18), hija de Moore Wilson, una de las víctimas mortales del atentado terrorista en la Rambla del pasado 17 de gosto, he recordado como si fuera hoy las tremendas imágenes que fui viendo durante la tarde de aquel fatídico día. Me encontraba de vacaciones y en casa delante del televisor, viendo no recuerdo qué programa, y sobre las 18 horas cortaron la programación e inmediatamente conectaron en directo con el lugar de los hechos.

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Se veía a gente yendo de un lado para otro, desorientada, otras resguardadas en establecimientos de la zona, furgones y muchos agentes de los Mossos d'Esquadra y Guardia Urbana, caos y confusión. También emitieron imágenes grabadas por cámaras de seguridad del momento y del tramo de la Rambla del momento en que se produjo el masivo atropello; gente corriendo e intentando refugiarse en las tiendas para no ser arrollada, personas inmóviles en el suelo, otras heridas sin apenas moverse, personal sanitario socorriendo a las víctimas, autóctonos y turistas ayudando como podían o sabían, arriesgando su integridad al desconocer si todo había acabado.

Durante toda la tarde permanecí como en estado de shock, triste, rabioso, impotente... Terrible. Yo no estaba próximo al lugar del suceso, tamoco tan lejos, a escaso kilómetro y medio. Tardé dos o tres días en acercarme a la zona, no por miedo sino quizá porque necesitaba tiempo para asumir lo sucedido. Paseé por un tramo de la Rambla, yo solo. Había mucha gente, me paré a observar algunas de las numerosas ofrendas allí depositadas por cientos de personas y fotografié algunas. Paré a tomar un café en la Boqueria y luego volví a pasear un rato más. Me invadió aún más la tristeza al hallarme en ese lugar, pero me sentí partícipe rindiendo homenaje a las víctimas. El pasado 17 de febrero se cumplieron seis meses de aquella tarde de terror.

Fiona, mucho ánimo, y cuando volváis por Barcelona este próximo agosto, seguro que volveréis a sentir nuestro calor, el de los barceloneses. Siempre estaremos con vosotros y con el resto de víctimas y sus familiares. Te deseo lo mejor y hasta pronto.

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