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Carta de una madre esencial a la directora del colegio público de sus hijos

Aula vacía de un instituto de Tarragona, el 29 de mayo.

Aula vacía de un instituto de Tarragona, el 29 de mayo.

Está claro que lo último que importa es la educación de los niños y que, si no se toca el bolsillo (o los votos) a la gente, aquí nadie se mueve por nadie.

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Doy gracias de que no son los maestros ni la gente del ayuntamiento los que nos tienen que salvar de la crisis sanitaria. Los médicos, los farmacéuticos, los cajeros, los fruteros, los policías... teníamos que habernos quedado en casa y, hasta que no se nos asegurara que se cumplen los mínimos de la ley de riesgos laborales, no ir a trabajar.

Los médicos no habrían trabajado sin guantes ni mascarillas ni trajes; los farmacéuticos, ídem; los cajeros, tampoco sin pantallas y geles... Así todos los trabajadores esenciales. Pero no, unos por vocación y otros porque les echarían del trabajo, estamos luchando como jabatos desde mitad de marzo, y con los hijos en casa (y solos en mi caso, porque tanto mi marido como yo somos trabajadores esenciales).

con unos pocos esenciales, el mundo sigue... Y los pocos esenciales que pedimos una herramienta que les pertenece a nuestros hijos, tenemos que oír que no se abre un colegio por riesgo de contagio.

Al parecer, los esenciales, que llevamos más de 50 días en la calle asumiendo ese riesgo (en mi caso, por 1.000 euros pelados), somos de segunda categoría, porque no pasa nada si nos contagiamos. Pero los funcionarios del Gobierno no se pueden arriesgar, ellos no. Nosotros sí.

Anna, ¿qué te parecería si la empresa del comedor te siguiera cobrando el recibo de tus hijos a cambio de mandar dos o tres veces por semana unas recetas y una vez por semana se conectara una cocinera para explicarte por videoconferencia una receta? Seguro que te parecería una tomadura de pelo, ¿verdad? Pues eso es lo que me parece a mí todo esto, y se está permitiendo en el sector público.

Yo, cuando le falta una medicación a un paciente, no puedo dormir tranquila hasta que se la consigo o le doy una solución. Será que les cojo cariño a mis pacientes.

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