"Ayuso: está en su origen el provocar al adversario incendiando todo lo que este proponga"

Según la mitología griega, Medusa convertía en piedra a todo aquel que la miraba a los ojos. Perseo acabó decapitándola y se la entregó a Atenea para que la llevara en su escudo. De esa forma Grecia inmovilizaba al resto del mundo.

Si hacemos la comparación de Ayuso con Medusa, vemos claramente que ni pablo Casado ni Pablo Iglesias fueron Perseo; de momento no existe un Perseo, ni dentro ni fuera del PP que haya logrado frenar el poderío de ese monstruo político que es Isabel Díaz Ayuso. Quien la mira fijamente se convierte en una estatua para siempre. Y ahí están Casado e Iglesias, petrificados, esperando a Núñez Feijóo.

Con solo unas palabras dedicadas a la única persona con más poder que ella (el presidente Sánchez) Medusa a paralizado al resto del mundo: a los suyos del PP, a los suyos de Vox, a los suyos de la izquierda, a lo suyos del PSOE, a los suyos de los medios; en fin, todos se han quedado de piedra después de que Ayuso contraviniera (una vez más) una ley que se origina en La Moncloa.

Está en su origen el provocar al adversario incendiando todo lo que este construya o proponga; esa es su forma de hacer política: cueste lo que cueste, mantener la lucha abierta, aunque exista un enemigo común acechando a las puertas. Y no la detiene ni siquiera su partido que la teme como a una vara verde. Feijóo, como otros anteriormente, se ha quedado de piedra. Su discurso centrista ha quedado invalidado para siempre, no solo porque él no es Perseo, sino porque Ayuso no se conforma con ser Medusa. Quiere ser Atenea.

Que los dioses se apiaden de todo aquel que se cruce en su camino. Hasta que Perseo aparezca todos se convertirán en estatua.