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"Carta abierta a los católicos que paran frente a la clínica abortista Dator en Madrid de una vecina del barrio"

Concentración de la asociación Derecho a Vivir frente al Tribunal Constitucional.

Concentración de la asociación Derecho a Vivir frente al Tribunal Constitucional. / David Castrosoc

Quería pediros perdón, por la parte que me toca, porque hace unos días mi pareja pudo hacer que os sintierais ofendidos. Ese día se detuvo en esta acera, que ocupáis desde hace años, y os impuso una reflexión que vosotros no pedíais, no queríais, y que os llevaba a un lugar muy diferente de vuestras creencias. No la hizo, además, en los términos más respetuosos. Os espetó “por qué no vais a rezar al Estrecho, donde muchos niños mueren, o a las iglesias, que financiamos entre todos”. Os preguntó cómo os sentiríais si fuera él quien se apostara en la puerta de una iglesia con un cartel en el que pusiera “me cago en dios” (y que dios me perdone).

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Por todo esto, lo siento.

A él también le quiero decir algo. Le quiero dar las gracias, porque a pesar de no haberlo hecho de forma idónea, lo ha hecho. Ha expresado en alto algo que yo llevaba mucho tiempo queriendo expresar sin saber cómo hacerlo. Algunos de nuestros vecinos seguro que también, además de los dos que bajaron a agradecerle.

Gracias por decirles que el efecto de su presencia aquí no es seguramente el que desearían. Que conste en acta que yo soy católica, que respeto la fe y no me repele el rezo. Sin embargo, me he sentido muchas noches repelida al pasar por esa acera, camino de mi portal, y veros rezando con velas y carteles de “rezo por ti”.

Se me rompe el corazón al pensar cómo se sienten aquellas mujeres que vienen por esta misma acera, con un dolor mayor que el mío porque han decidido abortar y hoy tienen cita en la clínica. Ellas tampoco os han pedido vuestra reflexión.

En la legalidad, como veis, ni me meto. Lo que hace la clínica es legal, vosotros estáis en vuestro derecho de manifestaros. Desde el punto moral, tampoco juzgo. Estoy segura de que muchos de vosotros queréis hacer el bien.

Me despido invitando a todos a lo de siempre: a reflexionar sobre lo sucedido y sacar un aprendizaje que nos permita ampliar la mirada y dar un paso para ser un poco mejores.

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