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Carta a los independentistas: "A Catalunya se la quiere, no se la destruye"

Destrozos junto a plaza de Urquinaona.

Destrozos junto a plaza de Urquinaona. / ACN / Maria Bélmez

Como catalana, quiero expresar mi dolor y tristeza por lo que está ocurriendo. Somos muchos los que tenemos el alma rota con esta tragedia. No es solo una noticia más, para los que amamos Barcelona, mi ciudad, es muy triste.

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Por circunstancias de la vida tuve que alejarme de Barcelona, pero en estos momentos me gustaría protegerla de todos estos que se creen más catalanes que yo.

"Represión", oigo. Ellos son la represión, la mayoría no sabe que antes de ellos fueron muchos los que lucharon por una Catalunya libre, en la que convivíamos castellanos, gallegos, andaluces, extremeños… y catalanes, todos respetándonos. Algunos de los ahora encapuchados, tapados y estelada en mano, ni tan siquiera saben lo que es amar Barcelona

Amarla es haber llorado cuando nos nombraron ciudad olímpica, pasar tardes en la playa de la Barceloneta, haber estudiado en su universidad, ir a celebrar la victoria del Barça a Canaletes, cantar su himno cuando te ibas de excursión, enseñarle a tu hija que vive en otra comunidad su historia y su lengua, subir a Montjuïc y creerte en el cielo, poder cantar tanto 'Els segadors' como 'Que viva España', de Manolo Escobar. Y por todo eso me siento tan catalana como ellos, con una diferencia: orgullo y tolerancia.

Cuando venía tu familia de fuera les enseñabas tu ciudad orgullosa, presumías de ella, de su gente, tan dispar, tan avanzada en el tiempo, tan moderna y tolerante con razas, culturas religiones... Aquí cabíamos todos, sin diferencias.

Queridos independentistas, si tanto queréis a Catalunya, disfrutadla, dejad que la disfruten otros, enseñadla, estad orgullosos de ella y agradeced a todos los que no habiendo nacido allí la han sentido como suya. Éramos un ejemplo de civismo, fuimos europeos antes que nadie porque así nos comportábamos, y digo éramos porque tristemente ya no lo somos.

Queridos independentistas, a Catalunya se la quiere, no se la destruye.

 

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