"Que cada uno cargue con las consecuencias de sus decisiones"

El 6 de enero se publicó en esta sección la carta que bajo el titular 'La soledad no tiene precio' escribió el Sr. Enrique Stuyck de Madrid.

No puedo estar más de acuerdo con sus argumentos. Yo mismo pude disfrutar de esa misma soledad durante años, que hubiera querido llevar adelante por muchísimos años más. Pero no fue posible, porque para mi suerte encontré una maravillosa mujer. Sin embargo, sí que buscamos y por nuestra decisión encontramos otro tipo de "soledad". No tuvimos hijos y, lógicamente, no tenemos nietos. De forma serena y meditada renunciamos a aquellas ilusiones y vivencias generadas por los embarazos, los nacimientos, las primeras sonrisas, primeros balbuceos y pasos, fiestas de cumpleaños, éxitos escolares, deportivos, universitarios, bodas, posibles promociones profesionales, llegada de los nietos y nietas que conllevan todo lo descrito anteriormente.

También renunciamos a los fracasos escolares, enfermedades raras, embarazos no deseados, violencia familiar, delincuencia y adicciones, criminalidades de todo tipo, separaciones, divorcios, hacerse cargo de los nietos a costa de impedirte disfrutar de tu merecida jubilación, el desahucio, el paro y la carga que supone tener que alimentar a varios miembros con solo una pensión. Si elegí lo que elegí, ¿por qué tengo que responsabilizarme de los actos de quienes no eligieron como yo? Alguien puede opinar que me debo responsabilizar porque son familia, porque nuestra sociedad nos ha condicionado a creer que la familia es el vínculo espiritual que nadie debería romper. Esto no siempre es cierto. Puede que algunas veces sea necesario, por estabilidad mental y emocional, mantener distancia con algunos miembros de la familia en particular, incluso si ello implica separarse de ellos por un tiempo indefinido. Uno o varios miembros de la familia tóxicos, pueden hacer más daño que algún amigo o conocido.